Antes de comprar un detector de gas es importante tener en cuenta que cada uno funciona de acuerdo al ambiente donde será utilizado, con especificaciones técnicas distintas y objetivos diversos, evitando cualquier tipo de desperfecto.
En muchas ocasiones los equipos funcionan en velocidades distintas, dependiendo del ambiente en el cual esta trabaja. Es el caso de un sensor catalítico, éste solo funcionará en óptimas condiciones si su trabajo se realiza en lugares con un cierto nivel de oxígeno.
Este sensor catalítico contiene un elemento llamado “pellistor”, que se conecta a una bobina de alambre de platino, que se calienta forma eléctrica y está cubierto por una base de cerámica. De esta manera, cuando el gas pasa por el sensor, ésta toma una alta temperatura, provocando una resistencia que será medida por la bobina, cuyo cambio se relaciona directamente con la concentración de gas que se está midiendo.
Con el fin de brindar seguridad, este sensor cuenta con apaga llamas, lo que permite que la mezcla de gas y aire se disperse en su carcasa, evitando que salga fuego a la atmósfera.
Por otro lado, están los sensores infrarrojos (IR), que tradicionalmente se han utilizado como una herramienta única de laboratorio, pero que gracias al avance de la tecnología, han ampliado su rango de uso, usándose en gases industriales.
Los nuevos sensores infrarrojos son de bajo consumo y tienen un tamaño reducido, con ventajas que lo encumbran por sobre los catalíticos, desempeñándose con éxito en ambientes con bajo oxígeno, con batería que dura dos meses y es inmune a cualquier quemadura en caso de saturación.
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